La activación es primordial para conseguir un buen rendimiento. A su vez se divide en dos tipos:
La activación física, la cuál hará que sea más fácil moverse y realizar una técnica adecuada, esto se consigue con una tensión muscular adecuada, un nivel de respiración optimo y demás, esto se consigue muy influenciablemente gracias al segundo tipo de activación;
La activación psicológica, esta es más compleja, ya que se puede tener la activación física de manera optima y estar bloqueado mentalmente ya sea por los nervios, desconfianza, temor al fracaso, estrés, o estar agotado mentalmente por un exceso de entrenamiento, mal descanso o problemas fuera del deporte o actividad.
Por lo que la conclusión es tener un nivel adecuado en ambas activaciones, tanto física como psicológica. De este modo encontraremos un balance idóneo para realizar la actividad o deporte.
De esta forma bajo mi experiencia tengo algunas anécdotas:
En mi debut en primera división, con 15 años, realmente no era consiente de lo que estaba por vivir por lo que ni previamente ni calentando ni estando en el banquillo sentía nada. El problema llegó cuando entre a jugar reemplazando a un compañero, a los pocos minutos de juego se me complicaba hasta el hecho de pensar donde colocarme o que acciones realizar, algo que jamás me había pasado, por lo que tampoco sabia como reaccionar. Simplemente lo que hice fue decírselo al capitán, su respuesta fue "el primer balón que tenga te lo pongo y cuando hagas el punto grita ". Justo como me había dicho, pasó, me la colocó, hice el punto y grite como un animal. Desde ahí se me quitaron todos los nervios y jugué como si nada. Por lo que el problema era que estaba demasiado activado mentalmente hasta el punto de estresarme y bloquearme, por lo que al gritar todo el estrés se fue y a partir de ahí solo quedaba fluir.
Otra anécdota fue que cuando me lesioné por primera vez de la rodilla, al volver a jugar no conseguía fluir en los movimientos, era todo lo contrario a una armonía, un robot. Y como es entendible tenia miedo después de la lesión, pero ese miedo se demostraba físicamente con un bloqueo y dureza a nivel general muy alto. Por lo que todos los movimientos de tren inferior eran muy ortopédicos y eso me dificultaba mucho jugar. De forma que mis entrenamientos posteriores fueron encarados a conseguir una fluidez optima. Con muchos ejercicios de propiocepción guiadas a situaciones reales de juego, así poco a poco conseguí dejar el miedo atrás y de esta forma el exceso de tensión muscular y bloqueo mental en cierta parte.